Cócteles de cine: Gene Tierney

Empero, la realidad no fue igual lecho de rosas que el que la fama le propinó. Casada sin acuerdo familiar con Oleg Cassini, modista preferido de la futura Jacky O, cruzaron su destino un tal John Fitzgerald Kennedy, cuyo clan la rechazará, el millonetís de oro Ali Khan y otro del petróleo del cual enviudó. Amores eclécticos que llevaron la dama de rasgos perfectos dentro de una peligrosa espiral de dudas, trágicos desequilibrios y tropiezos con un malévolo destino. Para muestra, cuando embarazada, ese fatal apretón de mano con una fan enferma le transmitío la rubéola y su doloroso resultado, el nacimiento de una niña ciega, minusválida, a la cual dedicará el resto de su vida, alejada del celuloide que la encumbró.
La “mujer más bella del cine” según Zanuck, dejó ese mundo en 1991, falleciendo de enfisema, consecuencia de una adicción al tabaco al cual descerebrados productores le sugirieron engancharse, para conseguir la ronca voz propia de vamp ficticia que solía encarnar.

La comunidad cinéfila agradecida brindó a Gene una de las stars que constelan el Walk of Fame hollowodiense, exactamente la del número 6125 en Hollywood Blvd., que felizmente recuerda su memoria y elegante paso entre nosotros.
La coctelería igualmente homenajeó la actriz más armoniosa del cine estadounidense, con un mix de lo más refinado.
Se hace vertiendo directamente en el vaso 2cl. de curasao azul e integrando lentamente para que no se mezclen, 2cl. de zumo de mango y leche de coco y 1 cl. de ron blanco batidos aparte en el shaker refrescado. Acompañar de minitartaletas de piña, mandarina, frutas rojas, coronadas de chantilly. Todo excelso y delicado como el imborrable recuerdo dejado por esa magnífica dama.
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