Todas las mañanas- adquirí esa costumbre en Lyon y me costaría mucho prescindir de ella-voy al mercado y recorro los puestos. Al hacer la compra personalmente, se, por ejemplo, que tal campesino tiene unos cardos de primera calidad, que tal otro se especializa en espinacas y que aquel ultimo ha llegado esa misma mañana con sus deliciosos quesos de cabra. A menudo, ni siquiera se cuales serán los platos que presentare en el menú del almuerzo: depende de lo que encuentre en el mercado. Este es el secreto, creo yo, de la buena cocina.
Paul Bocusse
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